Las claves esenciales para la puesta a punto se basan en dos conceptos: exfoliar e hidratar. Realizando una buena exfoliación, tanto corporal como facial una o dos veces a la semana, se eliminan las células muertas y se regenera la epidermis. El siguiente paso tras esta limpieza en profundidad es nutrir la piel devolviéndole luminosidad.
Al igual que el estado de la piel está supeditado a estos cuidados externos, nuestro organismo requiere también hidratarse por dentro. Para eso, la ingesta de una cantidad suficiente de agua (una media de litro y medio diario) junto con una alimentación donde prime el consumo de frutas y verduras (sobre todo las de temporada, ya que la naturaleza es muy sabia y son las que verdaderamente aportan los nutrientes más necesarios y adecuados a cada época del año) resulta fundamental para mejorar el aspecto global de la epidermis. Del mismo modo y para liberar al cuerpo de toxinas, conviene sustituir alguna toma de café por infusiones drenantes o té verde que frenen la retención de líquidos y la consiguiente sensación de hinchazón.
Otro de los puntos a tener en cuenta es el uso regular (que debería ser de obligado cumplimiento durante todo el año para obtener resultados visibles) de productos anticelulíticos que ayuden a reducir aquellas zonas de la silueta donde hay mayor riesgo de concentración de grasa como el abdomen o los glúteos.
Tampoco hay que descuidar el pelo. Por eso, antes de exponerlo al sol y otros agentes externos como el cloro precisa de tratamientos que favorezcan su nutrición y protejan su color (especialmente si se llevan teñidos o con mechas). La aplicación de mascarillas capilares reparadoras con cierta frecuencia dependiendo del tipo de pelo que se tenga sirven para prepararlo de cara a uno de sus peores enemigos: la sequedad.
Por último, sé constante y empieza cuanto antes a preparar tu cuerpo para la llegada del momento bañador. Y si el primer día del "destape" se te hace muy cuesta arriba porque te ves poco favorecida después del largo invierno, te aconsejo que empieces ya a utilizar como crema habitual una hidratante con color que progresivamente ayude a mejorar el tono de tu piel.